Bolsas de trabajo, una segunda oportunidad

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Bolsas de trabajo, una segunda oportunidad

Si estás preparando oposiciones, y sobre todo si pertenecen a determinados ámbitos como docencia, sanidad o justicia, lo más probable es que el concepto “bolsa de trabajo” ya haya empezado a resonar en tus oídos. ¿Qué es una bolsa de trabajo? Pues, entre otras cosas, un rayo de esperanza en el caso de que no saques plaza en tus oposiciones o como una forma de obtener puntos para la próxima convocatoria: no todo está perdido.

¿Qué son las bolsas de trabajo?

Una bolsa de trabajo es, esencialmente, un sistema que almacena datos de aspirantes a empleos y los relaciona con ofertas de trabajo. En el caso de las bolsas de trabajo público, los aspirantes son, en casi todos los casos, opositores que han aprobado al menos un examen pero no han obtenido plaza, por lo que pasan a engrosar la lista de candidatos a funcionarios interinos.

En el caso de Correos se constituyen bolsas de empleo destinadas a la cobertura de carácter temporal, a tiempo total o parcial, de diferentes puestos para cubrir bajas y sustituciones. La pertenencia a una Bolsa de Correos permite obtener puntos que luego pueden presentarse en la valoración de méritos del proceso selectivo.

Interino, de carrera, plaza vitalicia, vacante… ¿qué es todo esto?

La terminología asociada a las oposiciones a menudo puede resultar confusa y hacerse un poco de bola. Vamos a aclarar algunos conceptos:

1. Funcionario de carrera

Es funcionario de carrera la persona que aprobó sus oposiciones y obtuvo plaza. Esa plaza es vitalicia, es decir, que podrá conservarla hasta su jubilación o fallecimiento.

2. Funcionario interino

Funcionario

Se trata de la persona que accede a una plaza de empleo público de manera provisional, ya sea en sustitución del funcionario de carrera que ha tenido que suspender transitoriamente el ejercicio de sus funciones por cualquier causa o cubriendo un puesto que se encuentra temporalmente desierto porque está pendiente de las pruebas de selección. En el primer caso existen, también, dos modalidades:

  • Vacante

s el puesto más deseado, ya que garantiza trabajo durante un año completo y el pago del periodo vacacional.

  • Sustitución

Tendrá una duración variable, dependiendo del motivo de la sustitución; y sólo existe posibilidad de cobrar las vacaciones estivales a partir de un determinado número de meses (cada territorio lo establece como estima conveniente).

¿Cómo se entra en una bolsa de trabajo?

Las bolsas de empleo privadas sólo requieren un currículo redactado y conexión a internet para postularte como candidato. En cambio, las bolsas de empleo público, las que nos interesan, están reguladas o por el Gobierno Central o por cada Comunidad Autónoma, según el sector; pero suelen compartir dos modalidades de acceso:

1. Por oposición:

Hay una gran cantidad de opositores que, pese a aprobar, no obtienen plaza. Ya sea porque no se han preparado lo suficiente o porque no han conseguido dedicarle el tiempo necesario, esto no significa que sea el final del camino. El requisito más común para entrar en la bolsa de trabajo es tener aprobado al menos uno de los exámenes. De aquí saldrán, por lo general, todas las sustituciones anuales o temporales que se requieran de una convocatoria a otra. A las personas que van a cubrir esos puestos se las considera funcionarios interinos.

2. Por obertura extraordinaria de bolsa

Su nombre no miente: es una circunstancia bastante sorprendente y sólo se da cuando se ha colocado a todos los interinos de una especialidad pero aún se necesita más personal. En estos casos, se abre la bolsa de empleo a candidatos que no han superado oposiciones y que, en sustitución, deben acreditar con un título su formación respecto al trabajo a desempeñar.

A la bolsa de trabajo no se entra automáticamente: has de solicitarlo tú, tras haber consultado los requisitos específicos de tu sector y las posibles modificaciones que puedan aparecer según tu Comunidad Autónoma; y te avisamos ya de que el proceso suele conllevar una buena cantidad de burocracia, pero merece la pena.

¡Ya dentro! ¿Ahora qué?

Pues ahora a esperar, pero no de brazos cruzados. Exactamente igual que ocurre con la asignación de plazas, en las bolsas de trabajo se ordena a los aspirantes según un baremo que tiene en cuenta tanto los resultados de las pruebas como los méritos acumulados hasta la fecha. En los méritos cuentan la formación continuada y, sobre todo, la experiencia laboral acumulada; de modo que es recomendable acceder a toda oferta que te propongan para cubrir plaza aunque no sea el trabajo de tus sueños. Hasta que por fin obtengas tu plaza, cuanta más experiencia atesores, más cerca estarás de los puestos que más te interesan. Haber sido ya interino suele ser un requisito muy valorable en la mayoría de las bolsas.

En definitiva, ojalá tu desempeño en las oposiciones te permita hacerte con una plaza cuanto antes; pero en caso contrario, ¡no desesperes! La interinidad da bagaje, acumula méritos y te prepara para volver a enfrentarte a la prueba con mucho más conocimiento en tu haber.

¿Conocías la diferencia entre funcionario interino y de carrera? ¿Te parecería bien empezar a trabajar de lo tuyo compaginándolo con la preparación de la siguiente convocatoria?